Quizás no tengas un familair desaparecidx, tal vez no hayas sentido la pavorosa ausencia, el no saber, la persecución, la necesidad de callar un nombre o cambiar de ciudad o de apariencia.
Quizás no tuviste que esperar, años, quizás ilusionadx con la llegada de elecciones y un estado de derecho, el regreso de alguien querido, alguien que conociste, un compañerx, una conocida, un amigo de un amigo, el padre, la hija, la amiga de una amiga...que no volvió.
Golpeó de pronto a quienes no sospecharon lo que tanto miedo y silencio hicieron posible, la revelación de los crímenes de un Estado terrorista que se creyó impune, lo que había pasado con lxs desaparecidxs. A ellxs a quienes no se lxs había tragado la tierra, sino que fueron brutalmente arrancadxs de entre todxs, secuestradxs, torturadxs, violadxs. arrojadxs al mar. Sus hijxs nacidxs en cautiverio entregadxs a "buenas familias"que borrarían el recuerdo no solo de una filiación sino de una historia y un amor que conmovió cimientos. Darlo todo por un proyecto colectivo, amar en la clandestinidad impuesta por la violencia política que no habían inventado.Porque, si no sabés, si te olvidás, antes del 24 de marzo la saña era conocida, bombas sobre civiles, asesinatos y persecución. Hacer del "otro" una amenaza a extirpar. Así se fue preparando un exterminio. ¿Suena conocido?
Mucho tiene que elaborar una sociedad que atravesó semejantes
acontecimientos, de los cuales no pudo ser ajena, por más que las
responsabilidades no sean iguales para cada unx. Todavía lo estamos haciendo.
Los sueños de quienes militaron, pelearon, amaron, sueños que viven todavía, que renacen, que regresan con nuevas caras y voces y consignas, esos sueños no se mueren aunque siempre amenacen al odio que nada crea y todo lo destruye.
Mujeres de pañuelo blanco nos mostraron el camino para vencer un poder que parecía intoclable. Madres caminando que fueron paridas cuando se les llevaron a esxs hijxs y que nos llaman hijxs a nosotrxs, a vos también, que a lo mejor todavía pensás que no tenés nada que ver, que esto es historia dolorosa y mejor olvidar, que para qué seguir con "eso".
La memoria todavía se construye, lxs desaparecidxs nos faltan, las respuestas siguen pendientes, los asesinxs no dijeron nunca nada, no se arrepintieron y esperan confiadxs, ahora, si están en la cárcel porque la mano judicial los alcanzó después de tanta pelea tenaz y amorosa. Que los alcance un repudio inclaudicable sella los intersticios por donde se cuelan discursos de impunidad.
Más de cuatrocientas historias negadas a recuperar mientras los abrazxs de hermanxs esperan y alguna vieja de pañuelo blanco que todavía camina, tienden el corazón enorme, infinito y sabio...mientras miles de nosotrxs que no perdimos a nadie cercano, celebramos cada restitución de identidad, de oportunidad de una vida sin mentiras, con lágrimas y cantos de alegría.
Porque lo que pasó nos pasó a todxs, también les pasó a quienes nacieron mucho después, el pasado está aún insistiendo en lo que aflora con venganza rabiosa y odio dirigido a todo sueño liberador, a toda solidaridad, a todo compromiso.
Lo que pasó vuelve a acercharnos con repetirse cuando sale un milico genocida y tenemos de nuevo, en democracia, persecución, censura, fusilamientos por la espalda y cadena de 24 horas de mentira organizada que disculpa la violación de la dignidad humana.
Lo que pasó pudo vencerse con la presencia de ellas, al inicio tan solas, contra toda infamia y difamación, en la ronda más hermosa que se hubiera inventado en la plaza. De a dos, de a cuatro, o solas como en Jujuy.
Con el amor y reconocimiento de un pueblo y un presidente que como tal pidió perdón por años de impunidad y silencio cómplice, el tipo que descolgó los cuadros del Colegio Militar y se declaró hijo de esas Madres abriendo compuertas de justicia y de derechos, que se fue pronto, pero sigue vivo en cada uno de sus pasos, de nuestros pasos. Néstor.
Hoy, a 42 años, marchamos porque tenemos presxs políticxs, porque volvieron a poner armas contra el pueblo, porque te pueden arrastrar de los pelos por la calle por cantar, protestar, por tener cierta cara o cierta pinta sospechosa, aunque pienses que nada de todo esto tiene que ver con vos, y te sientas ajeno a esta nuestra historia, que hacemos cada unx, esté donde esté.
Decimos Memoria, Verdad y Justicia, ningún genocida en su casa, sino en la cárcel. Decimos basta de persecución y de sufrimiento planificado por quienes fueron cómplices de lo ocurrido en este país doliente donde los pañuelos blancos siguen y seguirán siempre marcando camino.
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