Cada unx de quienes nos faltan siguen padeciendo, como sus seres queridos que los buscan, el crimen perpetrado que no se borra sin verdad ni justicia. El tiempo transcurrido ahonda los efectos.
Crímenes de lesa humanidad del terrorismo de Estado.
Hay quienes presienten, imaginan, quienes buscan saber y quienes no.
Una vez que asoma, gracias a una larga lucha, la verdad no se impone tampoco, ni violenta. Es una reparación y libera de lo que el crimen impuso. Entonces, ese hijo robado, ese nieto buscado, esa beba arrancada de brazos de su madre desaparecida, es alguien. Alguien al fin que entonces sabe, puede elegir cómo vivir y rehacer su identidad.
La Abuela, esos primxs, tíxs, hermanxs, esxs hermanxs tan especiales que son otras y otros nietxs que recuperaron una identidad e historia, que se recuperaron a sí mismxs, dan el tiempo y comprenden.
Amor y libertad...gracias a la verdad.
Ahora alguien más sabe quién es y puede al fin ser libre.
La perversidad del plan sistemático del robo de bebés, probada en la justicia - no fue el delito alcanzado por las infames leyes de perdón a lxs genocidas- es un índice del ingenio del odio que para desaparecer miles de personas, disciplinar a un pueblo, aplicar un plan económico de entrega destrozando la industria el trabajo y el proyecto vital de generaciones, se movió en la clandestinidad y nunca dijo la verdad sobre lxs desaparecidxs, asesinadxs, ni sobre lo que hicieron con esos niñxs, hoy grandes, que nos faltan.
Nos faltan, sí, a todxs.
Por eso no solamente las Abuelas y sus seres queridxs lxs buscan a lxs 400 que fueron arrancados de los brazos de sus madres en la Esma, - adonde llevaron a Iris García Soler desde otro centro clandestino, el Atlético- o en otro infierno escondido donde se no había reglas ni dignidad para con ningún prisionerx. Ilegalmente detenidx. En esos pozos cuya existencia desmentían mujeres parían maniatadas, esposadas, a veces eran trasladadas a maternidades donde no quedaba asentado el paso en los registros. Esa cobardía de lxs asesinxs continúa. Uniformadxs y no, a veces de guardapolvo blanco, como quienes controlaban cuánto podía "aguantar"alguien la tortura. Algunxs estaban en juzgados y conventos, facilitando con su silencio la apropiación ilegal, el certificado de nacimiento maquillado y falso. Algunxs no quisieron preguntar ni saber de dónde venía esx bebé que ansiaron tener y que criaron entre mentiras y silencios revictimizadores.
Por la indómita fuerza de las mujeres de pañuelo blanco, se le torció el brazo a la historia oficial.
Y tras muchos años de renuncias de gobernantes y ciudadanía cobarde que prefería no asumir su responsabilidad colectiva, con lo que aportaron los juicios por la verdad histórica y la reapertura de los juicios cuando Néstor Kirchner siendo Presidente de la Nación descolgó esos cuadros del Colegio Militar y entró simbólicamente a la ex ESMA con lxs sobrevivientes, y pidió perdón en nombre del Estado argentino, se torció el destino. De a jirones, la verdad se fue reconstruyendo por alguien que sobrevivió, que estuvo ahí, por los familiares a quienes les habían prometido entregarles el bebé de la detenida embarazada y que nunca llegó. La pista de una autopsia en el cuerpo acribillado de Laura Carlotto le dió la certeza a Estela: Guido había nacido y debía buscarlo, pero no solamente a él, sino a todxs lxs otrxs nietxs... Cuántas historias que reconstruyeron desde el dolor la amorosa y más tenaz de las búsquedas.
Con la llegada de un nuevo nieto, con la sonrisa de otra Abuela - las mayúsculas las identifican también en este lugar donde nos resistimos a claudicar y seguimos proclamando ante los negacionismos que SON 30.000 y que los genocidas merecen CÁRCEL COMÚN - la bocanada de aire huele a justicia. El acontecimiento responde por sí solo a tanta prepotencia circundante.
Pronto sabremos por ellas, las Abuelas, de este ansiado encuentro, y se nos llenarán los ojos de lágrimas de alegría.
Abrazos demorados por 40 años, respiro, emoción profunda.
Confirmación en la lucha para quienes insistimos en la dignidad humana, en el respeto de los derechos humanos como condición fundamental de nuestra convivencia.
Si tenés dudas sobre tu identidad, comunicate con abuelas@abuelas.org.ar
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