Perspectiva Feminista

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lunes, 21 de noviembre de 2016

Campaña Infancias Trans sin Violencia ni Discriminación, Sumate

Bruno Bazán escribe para Calando la Piedra sobre el lanzamiento de la Campaña Infancias Trans sin Violencia ni Discriminación, Sumate.
Y Calando la Piedra se suma.
¡Sumate!



El 9 de diciembre del año 2013 Gabriela, acompañada por un equipo de profesionales de CHA (Comunidad Homosexual Argentina) logró que el derecho a la identidad de su hija fuera  reconocido por el Estado, convirtiendo a su hija en la primera niña trans de nuestro país en recibir el DNI acorde a su identidad autopercibida.

Lejos de ser un punto de llegada, el evento se convirtió en el punto de partida para Gabriela, quien decidió concientizar a todxs las personas que pudiera, hablar de su historia, explicar del modo más sencillo posible que lxs niñxs pueden percibirse un género distinto al que le asignaron al nacer, y que escucharlxs ayuda a evitarles el sufrimiento que el sistema salud, el sistema escolar y la sociedad en general (re)produce.




Han transcurrido tres años, y la lucha de Gabriela llegó a lugares a los que pocos activistas de Capital Federal llegan, desde una charla en una escuela de La Banda, Santiago del Estero  hasta charlas en universidades de todo el país. El mensaje del respeto a las infancias trans sigue creciendo, pero también crece la evidencia de que falta mucho por hacer.


Las escuelas y el sistema de salud del país en su mayoría se muestran reacios a reconocer el derecho a la identidad, y la reacción ante el problema suele ser la del “escándalo moral”.



Sucede que hablar de infancias trans significa empezar a unir categorías que el sistema patriarcal se ha encargado de separar. Luisa Paz, coautora con Jorge López del libro “El niño homosexual en la escuela, tecnología misotrans del cuerpo escolarizado” (Editorial Bellas Alas, 2016) Luisa Paz. afirma que “la mayoría de las personas creen que las personas trans nacen mayores de edad y en una calle oscura, y no tienen en cuenta la infancia, no saben lo que significa para nosotras, justamente esa etapa tan difícil “ .

Todas las personas trans tuvieron infancia, y muchas de ellas recuerdan con dolor las múltiples formas de violencia a las que fueron sometidas por sus expresiones de género. Nacer biológicamente varón y querer jugar con muñecas, nos ha valido las más increíbles formas de violencia a todxs lxs que escapamos al sistema heterosexual. 


Culturalmente todavía nos cuesta diferenciar entre identidad de género- como me siento- y orientación sexual-, es decir, hacia dónde dirijo mi deseo. Y además, todavía para muchas personas, cualquier orientación sexual no-heterosexual es considerada - todavía!-  una patología.


El presente de las personas travestis, transexuales y transgénero de Argentina en el ámbito de reconocimiento de derechos es óptimo. La ley 26.743 permite el cambio de nombre, promueve el trato digno y garantiza la atención integral en el sistemade salud. En su espíritu, es una de las mejores herramientas jurídicas y contempla los derechos de las infancias trans. Pero si miramos la realidad concreta y efectiva de estas personas, ésta sigue siendo de una extrema vulnerabilidad. Los travesticidios se suceden uno tras otro, el derecho al trabajo todavía es una deuda en el país y la discriminación sigue a la orden del día. Las escuelas no han adoptado en su mayoría una educación sexual integral con perspectiva de género - incumpliendo la ley sancionada hace 10 años- y siguen, por ejemplo, separando a “los nenes” y “las nenas” sin otro motivo que la pauta cultural que obliga a toda persona que nace con pene, vestir de celeste, ser varón y heterosexual.


El movimiento trans se encuentra pidiendo Justicia por Diana Sacayan y por  todas las travestis/trans asesinadas, la ley de cupo laboral y la ley de reparación histórica para aquellas personas trans víctimas de violencia institucional que lograron superar el promedio de vida que esta sociedad le otorga al colectivo, que es sólo de 35 años. 


Es a partir de esta realidad que Gabriela Mansilla crea la Campaña “Infancias trans sin violencia ni discriminación”,  y nos invita a sumarnos. Porque sabe que si el mundo no cambia, lxs niñxs trans del presente van a sufrir las mismas cosas que sufrieron históricamente las personas trans. Porque no basta el cambio de nombre, aunque es un derecho digno de festejar y defender con uñas y dientes. Porque tenemos como meta deconstruir todo, y volver a empezar. 



El sábado 5 y domingo 6 de noviembre próximo pasado se realizó la apertura de la Muestra de Fotos de la Campaña . Durante esos dos días debatimos sobre el vinculo entre las infancias trans y la escuela, sobre el avance en el reconocimiento de derechos y sobre el futuro de esta causa. Docentes, psicólogxs, abogadxs, investigadorxs, activistas y militantes nos dimos cita para pensar un poco más allá. 


A veces parece que en el activismo lgbtiq de Argentina estamos peleando por los primeros lugares en una fila, y no nos dimos cuenta que la ventanilla está cerrada y no tiene horario de apertura.  Es necesario recuperar las ganas de cambiarlo todo, reconocer las batallas ganadas, pero manejarnos con el ímpetu de los que aún no han logrado nada.


Desde la Campaña proponemos 10 puntos para promover infancias libres, porque en sentido estricto, respetar las infancias trans significa empezar a quitar uno a uno los barrotes que el mundo adulto pone a lxs niñxs, a todxs ellxs.Estos puntos son:


1)Aprendamos a diferenciar entre la identidad de género: quién soy (como me siento y me comprendo) y la orientación sexual: quiénes me gustan ( la atracción sexual, emocional y afectiva hacia otras personas).


2) Los genitales no definen la identidad de género.


3) La identidad de género es autopercibida, se refiere a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona lo siente. Los niños y las niñas trans expresan su identidad. Quienes somos adultos solo debemos escucharlxs. 


4)Los juguetes son para todos y todas. Un niño puede jugar con muñecas, una niña puede jugar con autitos.


5) Celeste y rosa no deberían representar a ningún género. Los niños y las niñas tienen derecho a disfrutar de todos los colores.


6) En las escuelas debemos promover la indistinción de género. Basta de separar a niños y niñas.


7) Violencia también es callar, ignorar, reprimir e invisibilizar. Para no reproducir la violencia es necesario promover y fomentar la educación sobre las identidades trans y sus derechos.


8) La ley de Identidad de Género establece el trato digno para todas las personas trans.


9) Una de las formas más comunes de discriminación es el silencio. Hablemos de infancias trans; para no discriminar, hay que informarse. 


10) Como sociedad, todxs somos responsables del bienestar y la vida de las personas trans.



El objetivo es que todxs podamos ser conscientes de nuestro lugar en la reproducción de la violencia y empecemos a buscar otras formas de pensarnos, de actuar y de habitar en esta sociedad.







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