Fueron identificados en Paraguay los primeros dos de los aproximadamente 500 detenidxs desaparecidxs por la dictadura de Stroessner, víctimas del Operativo Cóndor, nombre con el que se conoce a la coordinación de las dictaduras militares para el secuestro, asesinato, tortura y desaparición de personas en Argentina, Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay
Los primeros restos óseos identificados de una
mujer fueron hallados durante los trabajos realizados entre 2006 y
2013 en el predio de la Agrupación Especializada, en Asunción. Allí se encontró una gran cantidad de restos de desaparecidos.
El trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense analizó los restos en Argentina y pudo determinar que la mujer habría
fallecido entre los 36 y 40 años. Se realizaron pruebas con dos hijos de la desaparecida y pudo determinarse así que se trataba de Rafaela Giuliana Fillipatzzi,
ciudadana italiana radicada en Argentina y desaparecida en el marco del Operativo Cóndor, coordinación de las dictaduras del Cono Sur para la desaparición, tortura y exterminio de militantes políticos y sociales.
Cabe recordar que la única causa penal por los delitos cometidos en el marco del Plan Cóndor se tramitó en la Argentina.
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de la Capital dictó una
ejemplar sentencia en el juicio oral por el “Plan Cóndor” y por
el segundo tramo de la causa “Automotores Orletti” el 27 de mayo pasado condenando a Santiago Riveros, Manuel Cordero Piacentini y Miguel Ángel Furci a 25 años
de prisión e impuso a Reynaldo Bignone 20 años de cárcel
El 22 de diciembre de 1992 Martín Almada descubrió los primeros "archivos del terror” en una comisaría de Lambaré, en Paraguay. El
Premio Nobel Alternativo de la Paz encontró sus propios documentos allí
como los datos de su detención y la de miles de desaparedidxs, registros
del paso por Paraguay de militantes y prisionerxs de Argentina,
Uruguay, Chile, Brasil. Cuando Almada fue detenido y torturado en 1974
por los militares, entre los interrogadorxs estaba presente además de
los uniformados paraguayos, Héctor García Rey, hombre de la Triple A a
quien reconocería años después por fotografías. En cautiverio escuchó
Almada el término "Cóndor", aludiendo a que se encontraban en las garras
de Pinochet y Contreras, iniciadores de la coordinación represiva
crininal de las dictaduras que se prepararon para el genocidio
desconociendo fronteras.
Rafaela Giuliana Fillipatzzi había desaparecido en Montevideo en
1977. Una de sus hijas dijo, durante la conferencia de prensa realizada en Asunción precisamente en el Día internacional del Detenido Desaparecido :
“Hace 40 años buscamos a nuestros familiares, para darles al menos
cristiana sepultura. Hablo de un poco de paz porque esto para mí no
termina hasta por lo menos saber qué pasó, porqué la secuestraron, por
qué la maltrataron y la asesinaron, dejándome huérfana con solo 12 años.
Me pasé toda mi vida buscando desesperadamente en los tres países en
los que ella estuvo”
También fueron identificados los restos de Miguel Ángel Soler, un ciudadano paraguayo quien permaneció desaparecido
durante 40 años y nueve meses. Los restos
fueron comparados con muestras de ADN de un hijo y una hermana de Soler, quien fue secuestrado en su casa por la Policía stronista tras padecer la tenaz persecución por su militancia en el
Partido Comunista Paraguayo.
Durante la conferencia de prensa en la que se informó este crucial hallazgo e identificación, Rogelio Goiburú, miembro de la agrupación de familiares de deternidos desaparecidos paraguayxs e hijo de Agustín Goiburú quien permanece desaparecido, recordó que faltan encontrar cientos de víctimas del accionar criminal del terrorismo de Estado en Paraguay y que ha sido la perseverancia de familiares, sobrevivientes y organismos de derechos humanos los que han motorizado esta búsqueda necesaria. Recalcó que ahora existe una base de datos genética que facilitará la identificación de quienes aún permanecen desaparecidos.
El diario ABC Color recuerda que Goiburú había señalado atneriormente que "oficialmente, hay unas 500 denuncias de las cuales tenemos 400 documentadas”, pero
que la cifra real sería muy superior dados los numerosos casos de familias que nunca denunciaron las desapariciones
porque no hay resultados en la lucha por justicia o por la persistencia del terror. También menciona el diario colorado el factor económico - al no haber apoyo estatal en la prosecución de justicia- para que quienes pueden denunciar, y no residen en Asunción tramiten denuncias.
Rogelio Goiburú se refirió en la conferencia de prensa de ayer donde se anunció la identificación de Soler y Fillipatzi a los dichos del senador colorado y ex policía retirado Carlos Núñez en la víspera, manifestando que "extrañaba a Stroessner" y que éste había "pacificado al 'país". En una incontinencia verbal significativa, el senador había lamentado la existencia de derechos humanos que impiden actuar a la policía ante la delincuencia. A esto Goiburú respondió : “Stroessner era un dictador, un asesino y un ladrón; y
además era un pervertido que abusaba de menores. Pido que ese senador
sea desaforado y procesado por apología al delito”.
Pese a la impunidad que continúa ejerciendo efectos y permite barbaridades como los dichos del senador, la lucha de los organismos de derechos humanos da sus frutos y alienta a la búsqueda sin pausa. El tenor de los crímenes cometidos por las dictaduras del Cono Sur es tal que no prescriben, porque son afrentas contra la humanidad que habilitan entonces el principio de justicia universal. La identificación y reparación de lso restos de Fillipatzi y Soler es un consuelo para los seres quertidos pero también es un hito para la construcción de la memoria histórica. Por eso este hecho conmueve a los pueblos más allá de fronteras que los ejecutores del odio y la muerte desdibujaron hace 40 años.
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