Se aprueba en el Congreso, de espaldas al pueblo que delega en sus representantes ese levantar de manos con el que se alguna vez se recuperó la justicia, o el petróleo, o el derecho a jubilarse, el pago inmoral de una deuda ajena que pagó siempre el hambre y la miseria de la gran mayoría.
No son una novedad los despidos y la saña destructiva de áreas claves y programas fundamentales. Pero la metodología ha variado y es siniestra. Policías de civil entran ahora en los ministerios y oficinas estatales a comunicarle a lxs empleadxs que desalojen en el acto su lugar de trabajo, para no dar tiempo ni a protestar en la puerta del edificio. Revisan perfiles de empleadxs y contratadxs, a ver si cometen la falta grave de tener opiniones políticas o alguna militancia. Estos métodos no son nuevos y los conocen bien empresarios socios de la dictadura, pero lo escalofriante es la reactualización de tal persecución ideológica en democracia.
Las pantallas no muestran ahora los caos de tránsito ni las marchas o actos cuando se reclaman por los despidos y no se transmiten las denuncias a esa arbitrariedad de pretender arrasar con la política. Protestar pensar y militar son derechos, ejercicio republicano, con eso se ganan elecciones y se sientan en las bancas a lxs representantes de la ciudadanía.
Antes del 9 de diciembre, desde los medios jamás contaban los porqués de las protestas sino que criminalizaban simplemente el derecho. No vaya a ser cosa que lo que ocurría hoy con aquel "negro cabeza planero" le ocurriera a la "gente bien". Herencia nefasta de la dictadura en el imaginario colectivo....continuada por otros medios y lenguajes en la democracia de los medios concentrados.
Los civiles involucrados con la represión ilegal del terrorismo de Estado no fueron alcanzados por la justicia de la misma forma que los uniformados, y muchas de sus fortunas - que crecieron gracias a la deuda que pasó a deuda estatal, deuda de todos durante décadas- colocaron a los gerentes ahora en funciones ejecutivas. Jamás tuvieron que dar cuenta ante la sociedad de sus golpes económicos y su costumbre de burlar la ley, es más, han hecho, como la familia del Presidente, la cultura de la evasión y el desfalco al Estado, a lo que es de todxs. El canon del Correo durante la concesión a Socma en la década del 90 es un ejemplo.
...ah, pero chorrxs, son nada más lxs villerxs.
Torturan y amedrentan a un joven militante de la diversidad sexual en la costa, desvalijan la casa de Pérez Esquivel que protestó por la fecha de la visita del Presidente de los EEUU al país, no se investiga la muerte de un militante de derechos humanos senegalés; los uniformados ahora dejan de cuidar a "la gente" y proceden a reprimir, a requisar chiquilines de colegio secundario, a pedir documentos, a vigilar a "la gente".
Banqueros y gerentes de multinacionales brindan por la entrega y saludan los aumentos, la recesión económica y la libertad de vampirizar lo que es nuestro y drenar la riqueza a sus paraísos fiscales y casas matrices. Metalúrgicas, automotrices, restaurantes, hoteles, almacenes y tiendas acusan recibo de la falta de consumo y echan trabajadores o se funden, porque no se trata nada más del problema de heredar un estado "deformado de política". El problema son las políticas de Estado, el rol del Estado, la toma del Estado para destruirlo o volverlo instrumento para el enriquecimiento de unos pocos.
Las actuales políticas gubernamentales son tan crudas que la burla a la ciudadanía supera las ficciones de Peter Capussotto: el Centro Cultural más grande de Latinoamérica abierto y gratuito se cierra al público porque así no puede funcionar - ni gratuito ni abierto- pero allí se recibe lujosamente a Hollande, Presidente de Francia, y se espera sea la sede de una cena con Obama, que viene a homenajear el alineamiento argentino, el pago a los buitres y... la guerra sucia.
El gobierno nos muestra con todos sus gestos el desprecio más absoluto por nuestros derechos adquiridos, la palabra de campaña, la Constitución y las bases para desarrollar un proyecto de vida digna. Se termina la moratoria jubilatoria, el programa para la vivienda propia, la salud comunitaria; pero te llaman por teléfono para decirte que están combatiendo el dengue, mientras los hospitales sin insumos ni personal suficiente afrontan una epidemia. ¿Cuánto cuestan las llamadas?
La comida se lleva la mayor parte de lo que se gana - si todavía se tiene trabajo - y comenzamos a revivir estrategias similares a las que en 1989 o en el 2001 nos sirvieron para tratar de seguir a flote en medio de una debacle total, que para muchxs argentinos se perdió en la memoria durante los 12 años de kirchnerismo, porque interpretaron en clave individual lo ganado, y deploraron el bienestar colectivo. En esa percepción, nada deben entonces a un proyecto de país donde el Estado garantiza derechos, interviene en la economía y produce sentido con política y simbología, con identificaciones y afectos, con legados y nombres imborrables.
Me acuerdo de Alicia Castro, Diputada Nacional en tiempos de agachadas infames durante el gobierno de la Alianza, coherente con su lucha y por eso, opositora a su propio bloque cuando se trató la derogación de la ley de subversión económica y de quiebras, y la más recordada de reforma laboral, poniendo la bandera norteamericana en el estrado del Presidente de la Cámara de Diputados en otra vergonzosa sesión, la de "la banelco" un 25 de febrero hace ya 16 años.
La derrota de la sesión del martes,es un golpe durísimo. Como la que supone la traición de dirigentes, la falta de reacción de las masas adoctrinadas - y no hablo de La Cámpora precisamente- por el multimedio que sigue concentrando poder y fierros mediáticos sin asco, sin obstáculos, sin control alguno. Es la como derrota que violenta en la insensibilidad social ante la violencia institucional y la mentira constante de funcionarios, jueces amigos, escandalosas oficinas anticorrupción, voceros y fachos de vereda siempre listos para desatar resentimiento.
A días del 24 de marzo, y con una presencia en las plazas, en actos, en reuniones que se mantiene y se diversifica, inclusive con nuevas caras desencantadas tras 90 días de macrismo, en medio del proceso de decantación de referentes, se analiza como se puede el panorama y cómo seguir adelante.
En medio de un contexto más amplio de reacción a nivel regional - quieren borrar la experiencia de dignidad latinoamericana a cualquier costo y con las nuevas armas- enfrentamos el desafío de poder pensar y diagnosticar correctamente pese a tanto golpe diario.
Es preciso rearmar las redes de comunicación - que no fueron
promovidas como hubiese hecho falta - y reconfigurar el campo popular
más allá de dicotomías simplistas, preservar las acciones y espacios
donde somos necesarixs y en aquello donde somos necesarixs, y entre
muchas otras cosas, contar con un discurso capaz de invitar a pensar y a
accionar a quienes tenemos que interpelar. Hay un acervo de luchas y
resistencias de tiempos diferentes pero no menos dolorosos. Y una
experiencia de participación fresca y potente que puede encontrar en ese
capital, nuevas fuerzas.
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