Una mezcla de sensaciones me aprieta el pecho, y cada tanto se me cae una lágrima.
Fue mágico tener a Néstor, fue mágico tenerte como Presidenta, como líder política, como esa mujer a la que tanta cobardía y mediocridad dirigieron su ponzoña cortita de argumentos y rebosante de amargura.
A los millones, que en unas horitas nomás te vamos a ir a abrazar, como tantas veces en estos años felices en los que recuperamos la calle y la política, nos alegraste la vida, nos enorgulleciste peleando nuestra soberanía política y económica como país, de pie, brava, honrando las luchas de las madres de los pañuelos y los chicos de Malvinas.
Te vamos a extrañar en la Rosada, sí, pero no te podemos extraáñr si sabemos que estarás cerca nuestro, y nosotrxs, cada vez más nosotrxs, seguiremos poniendo nerviosos a tanto facho presisamente con la militancia y con la dicha de pensar como "nosotrxs", y actuar como "nosotrxs".
Al egoísmo chiquito le ganamos cada día pequeñás batallas, por más que el egoísmo de las cartas marcadas que hace siempre todas las trampas, haya podido con unas elecciones.
A la censura le ganaremos con la organización y la presencia, y la conciencia, y la risa esa del humor fino que los vomitadores de slogans no son capaces de entender.
Hoy como ayer y como hace tanto tiempo, te llevamos, como a Néstor, en el corazón y en las manos que saben de abrazarse y de llorar de emoción con cada identidad recuperada por las abuelas, y ojalá, por un poquito, también, de nuestro compromiso de no olvidar ni perdonar el horror.
Gracias y qué lindo saber que no te vas a ningún lado sino que estarás entre este pueblo que te abraza y va a militar con nuevas fuerzas ante los nuevos desafíos. No hay cautelares para evitarlo.
Allí estarás, mezclada entre nosotrxs, siempre en nosotrxs.
Gracias Cristina.
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