Todavía quedan muchas cosas por asumir, saber y pensar de nuestro pasado reciente.
La violencia sexual durante el terrorismo de Estado es una de esas cosas. Perturbadora y resistida,ha sido una parte central del disciplinamiento de una sociedad. Estrategia perversa del plan represivo. Si esa sociedad ignora o sigue resistiendo esta dimensión de lo que vivió durante ese período, si no se pregunta ¿para qué?¿qué lo permitió? ¿cómo se naturaliza esa violencia todavía? corre el riesgo - metiendo la cabeza como el avestruz para no ver ni oir ni elaborar- de repetir esas calamidades.
Siempre sucede algo con quienes ven el documental.
Como si se abrieran exclusas y los silencios, culpas, miedos, quedaran atrás al entender que no son violencias aisladas ni únicas.
Es necesario abrir, ampliar los marcos de escucha e intentar, contextualizando la militancia de las mujeres de los años 70, la amenaza que representó esa participación masiva y protagónica para una cultura represora y su poder instalado en el gobierno. Cómo se desafiaban mandatos tradicionales respecto a las mujeres; cómo esa participación inmensa y desbordante abría caminos de emancipación.
Ellas, las que ya no están y vuelven en el recuerdo de lxs testigxs. Ellas las que no se clausuraron en la cárcel del estigma y el prejuicio y están contando otra verdad. Ellas, todas ellas, las subversivas, resisten todavía. Se animan a contar lo que no se quiere escuchar, lo que no pueden explicar los asesinos y desaparecedores con sus argumentos de "guerra sucia". Ellas nos han precedido y sus huellas están. ¿Las podemos distinguir en su justa medida con tanta saña puesta en acción para borrarlas? Esos caminos que transitaron y la violencia de la reacción tienen que ver con un orden de género que subyace y sostiene un orden político de dispares relaciones de fuerza.
Una de las dificultades es despolitizar las relaciones entre las personas por su sexo, identidad genérica, deseo, modo de vivir los lazos afectivos y los proyectos de vida. La reacción barre con las diferencias y matices. Con los libros y las artes y las mujeres que no responden al ideal de ser la guardiana del hogar, obediente, sumisa, domesticada. Por eso perturba pensar que a través de la violencia sexual se las disciplinaba como mujeres.¿Podemos animarnos a plantear porqué?¿Para qué recurrir a la violación y al abuso de las detenidas en los CCD? ¿ Cómo se puede sostener todavía, en tiempos en que son juzgados los torturadores y desaparecedores dueños de la vida y la muerte de quienes quisieran, que hubo consentimiento de las víctimas para relcionarse con quienes deshumanizaban, robaban a sus hijxs, las mantenían en condiciones extremas, las asesinaban después, y a quienes dejaban ocn vida, las seguían controlando instalando difamaciones y sospechas?
¿No tendremos que rastrear la estigmatizacion de la guerrillera para entender el costo que pagan las mujeres desobedientes de mandatos ancestrales?
¿No hubo represalias para quienes fueron calificadas de brujas, insurgentas, desobedientes, a lo largo de la historia porque no se contentaron con los límites impuestos por una cultura machista?
Campo de batalla. Cuerpo de Mujer, en la senda de "Lesa Humanidad" presenta testimonios de mujeres sobrevivientes de la dictadura que hablan de la violencia sexual sistemática como un eje del terrorismo de estado destinado a "volver las cosas a su lugar". ¿Se trataba solamente de castigar un proyecto revolucionario? ¿O también castigar una revolución del lugar y rol de las mujeres?
No hay una sola mirada. Es duro adentrarse en esta complejidad. Pero es indispensable.
Las mujeres pagaron caro su irrupción en la vida política, el ser protagonistas. Ese aprendizaje y ejercicio de responsabilidades y esa capacidad para la organización colectiva siendo también esposas, madres diferentes. Ese ensayo era intolerable para la concepción tradicional de mera esposa-madre. El castigo era un mensaje para todas, a través de la violencia sexual que tan particularmente afecta y daña a cualquier persona en su identidad personal, en lo más íntimo, que condiciona sus relaciones humanas, con las huellas indelebles, tan diferentes de cualquier otra tortura.
Hoy tenemos impresionantes modificaciones de costumbres pero las mujeres seguimos pagando un precio desmedido por desafiar el cerco construido por modelos de matrimonio, la creencia en una supuesta exclusividad del instinto para el cuidado, todo lo que termina circunscribiendo el lugar pasivo y subordinado destinado para nosotras.
Los testimonios de las sobrevivientes nos dan mucho para pensar acerca de las desigualdades y las atrocidades como los feminicidios o la trata de personas que hoy en día también pueden ser naturalizadas, volverse parte del paisaje, como si no pudieran evitarse. Naturalizando eso personal que nunca ha dejado de estar involucrado con eso que se llama lo político y que es mucho más ampli o de lo que queremos reconocer.
Campo de batalla. Cuerpo de Mujer es un documental que propone otra mirada sobre la dictadura y la violencia sexual.Realización de Fernando Álvarez, con entrevistas e investigación de Lizel Tornay y Victoria Álvarez. En el marco del festival "Mujeres en Foco" se exhibirá en el Espacio INCAA, este lunes 29 a las 18 hs, Cine GAUMONT, Av. Rivadavia 1635, CABA
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