Era 1993. Tiempos menemistas. Detrás de la fiesta de “relaciones carnales”con EEUU se desmantelaba la estructura productiva nacional…lo que debía ser y había sido estatal pasó a ser privado; se consolidaba la concentración mediática con la adjudicación de radios y de canales, y los apropiadores de Papel Prensa comenzaban a marcar la cancha de la politica mientras el mandatario jugaba: al golf, al fútbol, a ser piloto de carreras, a conductor de programas de televisión.
Secuelas de la festejada “muerte de las ideologías”. El intento de enterrar el horror de la dictadura a decretazos, entre otras cosas porque la etiqueta de ideología se externdía en realidad, convenientemente, a cualqueir posición crítica o alternative al pensamiento único. Que nadie pensara ni accionara, que con resignación cortáramos amarras con nosotrxs mismxs.
Pronto comenzarían a cortar las rutas quienes salían a poner el cuerpo a la gendarmería antes de morirse de hambre olvidados. Pueblos inviables, gente inviable, y la mentira del uno a uno y el derrame. Ricos cada vez más ricos, y más cínicos. Como si todo fuese lo mismo: sacarse la foto desnuda con el tapado de piel, contrabandear armas, encubrir atentados, meterle bala y paco a los pibes de la villa para exterminarlos lentamente y sin levantar polvareda.
En ese momento, tras la caída del muro de Berlín, se proclamaba la muerte de todo pensamiento emancipador. ¿Qué quedaba de los proyectos de trasnformación social? Joan Manuel Serrat compuso “Utopía”y “Disculpe el Señor” y se nos caían las lágrimas.
Colas de desocupados. Flexibiliación laboral, eufemismo para la pérdida de los puestos genuinos de trabajo y la imposición de condidiones imposibles; si no te gusta, hay cientos atrás tuyo. Se termina de perder toda solidaridad. Los sindicalistas miran para otro lado, o son quienes conservan espíritu de lucha no tienen fuerza.
La deuda externa seguía aumentando y los organismos internacionales nos dictaban qué hacer, colgandonos cadenas cada vez más pesadas. La clase media no entendía de las inexplicables explicaciones de los economistas. Y si no se había caído del perímetro del Mercado, confiaba en el consumo en cuotas y el 1 a 1, y en imitar a la farándula. Vivir en el country. Vacacionar en el Caribe, Como en tiempos de la plata dulce, el deme dos, el plazo fijo, Miami y la calco “los argentinos somos derechos y humanos”.
En 1993, a propósito de un coloquio en los EEUU, el filósofo Jacques Derrida sale con sus “Espectros de Marx’. Lo recordaba ayer, al anunciarse que las Naciones Unidas aprobaron la resolución que da lugar a nuestra iniciativa de un nuevo marco para las reestructuraciones de deuda. Argentina como leading case. Como caso ejemplar.Maniobras para acordar, sino en términos de igualdad, en los de una dignidad que no se rinde.Un cambio de paradigma que va más allá del país en un mudno globalizado. Que remite a un mundo multipolar.
"Acá no se rinde nadie", dijo Chávez. Y es un orgullo esta pelea diplomática, política. legal, simbólica, teniendo en cuenta el camino recorrido por la region, que sangró bajo las garras del Plan Cóndor en los años pero sangró también por la continuación neoliberal de esas débiles democracias tuteladas, doblegads por los intereses de los EEUU y ese norte que cantaba victoria…
En Espectros de Marx, en 1993, Derrida criticó el que era el nuevo evangelio neoliberal de Francis Fukuyama – el del “fin de la historia”-, y señalaba las plagas que sufre el mundo :
1. El paro forzoso;
2. La incapacidad de dominar las contradicciones del mercado liberal;
3. El crecimiento de la deuda externa;
4. el crecimiento y sofisticación de la industria armamentista, la extensión del armamento atómico;
5. las guerras interétnicas;
6. el poder creciente de estados fantasmas;
7. el estado presente del derecho internacional dominado por algunas naciones poderosas.
Por eso replicaba Derrida: "En lugar de cantar el advenimiento del ideal de la democracia liberal y del mercado capitalista en la euforia del fin de la historia, en lugar de celebrar el fin de las ideologías y el fin de los grandes discursos emancipatorios, no seamos negligentes jamás con esta evidencia macroscópica hecha de innumerables sufrimientos singulares. Ningún progreso nos permite olvidar jamás, en cifras absolutas, que jamás tantos hombres, mujeres y niños han sido esclavizados, han estado hambrientos y han sido exterminados sobre la tierra".
("Espectros de Marx. El estado de la deuda, el trabajo de duelo y la nueva internacional" 1995 Madrid, Trotta. Trad de José María Alarcón y Cristina de Peretti)
Fukuyama está enredado en dos discursos difícilmente conciliables. La idealidad del ideal de la democracia liberal y la realidad efectiva de la guerra económica, los conflictos internos de la comunidad económica europea, la polarización entre países ricos y pobres, la "ferocidad de la deuda exterior" y lo que el Manifiesto denomina "la epidemia de la superproducción".
Recordé el gesto, la intervención, cuando parecia que ningúna novedad, ningún acontecimiento, alteraría las relaciones de fuerza.
Por eso, al conjuro de Marx de este canto triunfal, la propuesta de la "Nueva Internacional" como contraconjura. Como esos espectos de Marx. No vivió lo suficiente para decir algo sobre lo que sucedería en nuestramérica...
Recordé al argelino judío francés, el “padre de la deconstrucción”, el de la crítica al pensamietno occidental como fonologofalocentrismo.
1993…Creo que es fecundo comparar contextos y la plasticidad de las situaciones. Se puede introducir diferencia. Una constelación asombrosa pero no imposible, porque las decisiones de mandatarios suramericanos tenia un aprendizaje contundente de lo que significaba para sus pueblos eso del fín de las ideologías.Era otra modalidad del fin de la soberanía y la politica. Una continuación de aquello que por la violencia más terrible había comenzado en 1973 en Santiago de Chile, un 11 de septiembre. Y tal vez antes. No es esta una enumeración exhaustiva ni causal de eventos.
Traje la lista de las plagas del fin de la historia para pensar y afirmar lo que hace historia. Como lo hizo un grupo de mandatarios en una Cumbre en Mar del Plata y en la cara de George W. Bush. El tiempo fuera de quicio, sin ese progreso lineal inventado en Europa que no fue más qu eel progreso de los vencedores. También ahora saborean algo de las plagas, amargamente. Y nos acechan, nos asedian.
El mundo patas arriba, aunque todavía muchos traidores irresponsables no lo quieran. ¿Será cierto que de esa vergüenza no se vuelve?
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