Quizás tengamos que apretar, por mucho tiempo más los puños
conteniéndonos
mientras se nos ríe en la cara la hipocresía de los poderes que arrancan de sus vidas a mujeres para hacerlas cosas, nada.
Como te arrancaron de tu vida, de tu Mica, de tus planes...
y siguen arrancando otras
y siguen ignorando a quienes hablaron de tu calvario y te vieron,
otras víctimas como vos que no fueron escuchadas
esos jueces que se lavan las manos
Dineros mal habidos guían las manos que firman sentencias infames.
Te buscamos, Marita y te buscamos Florencia, y te buscamos, Fernanda... y a tantas que no saben cuánto han tocado nuestros corazones.
Ayer se vivió un día de dolor y de vergüenza.
Hoy vamos a reclamar en las calles, y mañana, y cuando y cuanto haga falta para que de una vez la red de complicidad con los mercaderes de los cuerpos y los verdugos de los sueños queden al descubierto y paguen sus crímenes.
Quizás la enésima cachetada a esa mujer que conserva la fortaleza intacta
con tanto sufrido y visto
que ha podido encontrar en quienes ha ayudado a volver del infierno, a lo mejor, algo de tus ojos, Marita, de tu sonrisa,
que ha podido hacernos conocer lo tenebroso con lo que convivimos
y no vemos...
que no está sola porque hoy mujeres y hombres y funcionarixs y viejxs y maestrxs y amas de casa y una presidenta y un cura digno y un pibito
piden por que aparezcas
reclaman a esa justicia que hace rato se levantó la venda de los ojos
Mutitudes exigen
y gritan tu nombre
y se pintan las paredes y los carteles para que tengamos
igualdad ante la ley y libertad y que no se nos pisotee más
en estrados hipócritas...
Quizás este golpe duro a tu madre alumbre un cambio sustancial para nosotrxs
para tantas chicas
y también
para quienes no tienen los dineros ni las influencias
y están privadxs de todo
abandonadxs en el sistema carcelario a su suerte
Marita
y todas a las que buscamos.
Hay clientes todavía
y esa es la más dura de las luchas,
que cada vez que alguien paga
te lastima y te encadena
las lastima y encadena y hunde en el silencio cómplice
de jueces, policías, polítiqueros y esos hombres insensibles: los clientes.
No te olvidammos Marita
En tu nombre,
como símbolo de tantas otras, seguiremos construyendo tu libertad y la nuestra.
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