Debo ser políticamente correcta y decir, sí, el sorprendente resultado del domingo tiene que hacernos pensar cómo dar la lucha de mejor manera, reforzar la militancia que nos enorgullece y que crece cada día.
Debería decirle, como lo hago, a cada rostro desolado que se abraza: "la lucha que se pierde es la que se abandona" y plantear que aquello por lo que vamos, es mucho más grande y más profundo que lo que refleja un resultado electoral.
Porque es cierto.
Debo pensar que esta ciudad que quiero tanto siempre estuvo de espaldas al país profundo y que, sabiéndolo porque nací en una provincia que combatió, como otras, ese centralismo que sacrificó el heroísmo de los próceres como Belgrano, San Martín y tantxs otrxs al interés del puerto, - nos lo enseña la otra historia que vamos reconstruyendo de a pedazos - que se olvidó de las economías regionales y se mofó del proyecto de incluir en la ciudadanía incipiente a los pueblos originarios, al gauchaje, a las mujeres que peleaban con tanto coraje por una vida sin opresión. Sabiendo que esto todavía funciona y que también por eso es atractiva, me hago cargo.
Las opciones de vida son tan variadas aquí como las formas de desigualdad y de exclusión, distintas a las predominantes en las provincias.
Sabiendo que no bajamos los brazos porque lo importante es sembrar esa chispa de duda ante lo dado, ante lo que se presenta como natural y como inalterable, sea el sexismo o sea lo que repite la pantalla de la televisión, sabiendo que mientras asoma un brotecito de justicia, aplanadoras imparables lo acechan y hay que volver a comenzar, también necesito decir y contar y ser, de tanto en tanto, políticamente (in)correcta.
Ayer en un acto hermoso en un jardín por el Día de la Independencia, una mamá leyó una extracto de la Declaración en quechua. Era una joven y hermosa mamá que leía con un orgullo y sentimiento.
Posteriormente, un profesor de educación física, debía leer el mismo texto en castellano, ése que se supone único ... para decir: "nadie entendió nada, no?" "bueno, alguno, jeje".
Empañó con la torpeza o la estrechez de corazón y de mirada la magia que había regalado la lectura de la Declaración de nuestra Independencia que era la independencia de pueblo quechua, del pueblo criollo, mayoría de habitantes de lo que sería la Argentina. Quechua o aymara o guaraní, bolivianxs o paraguayxs o argentinos que hoy mismo en todo el país y en la ciudad que les da? la bienvenida, conviven
con nosotrxs, (los descendientes de la inmigración traída para borrar entre otras cosas, las huellas de aquellos pueblos haciéndonos creer los únicos habitantes). Hoy llevamos al mismo jardincito a lxs chicxs y comparten sin prejuicios - son mierdas de adultos- la celebración de la independencia que era una sola, la de la Patria Latinoamericana, indígena.
Nunca falta la manifestación de tilinguería de quien piensa que siempre fuimos blanquitxs, que esa inclusión de la diversidad cultural que nos constituye como país merece una broma. Ella señala el prejuicio.
En caliente, así como abrí la boca entonces para hablar de esa discordancia en ese acto, de ese docente que no mira de la misma manera a la clase que tiene a cargo - de lo contrario, se hubiera percatado que quizás la mitad entiende quechua porque lo es-, y se me salió de adentro : "ha de ser del PRO", hoy también quiero decir:
¡Gracias Fito por tu manifestación, gracias por expresar desde tu lugar de artista, de ser humano íntegro, lo que algunxs no podemos porque, políticamente correctxs, no juzgamos a quienes votan.Sabemos que no tenemos los mismos valores y aunque haya quienes ni siquiera se lo planteen, - es incómodo- y no se hacen cargo de la vida colectiva. Pero otrxs, sí!
Por eso tal vez llevemos más peso en las espaldas.
En esa vida en común de todos y todas el voto, después de todo, es una parte.
En el acto de ayer en el jardín, tras el episodio, el último numero fue la canción amorosamente preparada por sala de cinco y cuatro y sus seños, cuyo esfuerzo y entrega mantiene ese espacio en el que confluyen nenes y nenas de Bolivia, de Paraguay, de otros lados que viven acá, que ríen y lloran acá. En esta ciudad compleja llena de gente luminosa que quiere y sabe dar y también de gente que odia y desprecia, también como de mucha gente a la que no le importa.
Cantaron "Inconciente colectivo":"Mama la libertad/siempre la llevarás/dentro del corazón/ te pueden corromper/te puedes olvidar/ pero ella siempre está"
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Daniela, qué post, hermana! A veces me pregunto, no me estaré volviendo intolerante al extremo? Veo los prejuicios y la tilinguería y me dan ganas de hacer una carta como la de Fito. Gracias por esta reflexión.
ResponderEliminarDe nada, querida Paola. Catarsis...
ResponderEliminarTengo reservado tu " 33 de Mano"
Abrazo enorme
A esos mierdas no hay que dejárselas pasar, hay ponerlos al descubierto frente a otros oídos y miradas, para que descubran que estamos en una época en donde estas cosas ya no se dejan pasar más, y si pasan no serán gratis, si te escuchó: bien ahí, porque sino, habrá que repetirlo hasta que lo escuche.
ResponderEliminarMe indignó la mierda esa de profesor.