Este domingo sabremos hasta dónde persiste, hasta dónde ha penetrado y nos trabaja la herencia cultural menemista. Una especie de ceguera selectiva, indiferente a lo que pasa al costado, mientras no me pase.
Sabremos si quienes habitan esta ciudad han asumido, a través de tantas experiencias dramáticas desde 1983, lo que importa la decisión que expresa ese papel que va a la urna.
Porque a pesar de que se ha intentado banalizar la participación popular, el voto, se sabe perfectamente cuánto está en juego. El tema es si nos importa comprometernos y pensar lo que nuestro gesto implica para la vida de muchxs otrxs.
Hemos estado en la calle, nos han puesto mala cara, nos han brindado sonrisas, nos han expresado "fuerza"...
Nos han difamado y se han burlado de ese gesto de estar poniendo el cuerpo y el tiempo que tenemos. Sin que nos paguen, sin recibir nada a cambio para el bolsillo ni para la fama...
Se hizo mucho para retirar la estima a quien se para en una esquina, reparte un volante, pega un cartel, lleva un distintivo o una bandera. Se hizo mucho para atomizar y con el pretexto de que lo "apolítico es salud", seguir haciendo política...pero la de siempre. La que no puede sincerar para quiénes o para qué trabaja, degradando lo público y la participación a la que prostituye, la que usa al Estado para beneficiarse, agrandándolo en dinero que va a parar a secuaces y achicándolo en las funciones que buscan arbitrar inteligentemente en el mercado las desigualdades.
Insiste todo el tiempo. Con y a través de la impunidad mediática. Y tiene efectos porque se apoya en comodidades persistentes...esa vieja nueva política que simula no serlo. Y celebra alianza con esa manía del desentenderse y del sálvese quien pueda.
Duele, a veces, que te esquiven como si no estuvieras brindando, a ése o a ésa que te desprecia, el tiempo que considerás hace falta para mostrar que vale la pena construir colectivamente, que estamos orgullosxs de vivir este momento de transformación, y que nos hacemos cargo de sostenerlo y hacerlo fructificar.
Sin adhesiones bobas, pero sin especulaciones. Con toda la fuerza de la convicción, la que no se compra, la que quizás mute pero para aprender de errores, y no perderse.
La que se acuerda de Néstor a cada momento porque demostró que se podía hacer otra cosa.
Este domingo sabremos cómo andamos...
Ahora podemos estar honradxs del trabajo constante que nos enaltece y nos desafía a cada paso.
Así crecemos.
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