lunes, 11 de abril de 2011
Ir por más. Alrededor del apoyo al aborto legal.
Sabemos quienes hemos estado tabajando alguna vez promoviendo una candidatura, ese peligroso cuidado en los discursos o iniciativas - o gestos- que pudiesen resultar "pianta votos". Esa milimétrica manera de frenar los impulsos, contener las fuerzas que traemos desde el mismo trabajo de compartir nuestros puntos de vista y nuestras convicciones que pueden llegar a torcerlas, a hacerlas negociables.
Más de una vez este cuidado sobreactuado llevó a licuar aquello por lo cual precisamente se había dado algún crecimiento y expectativa en el/la candidato/a o propuesta. Pensando en quienes aún hay que convencer,aligerar lo que promovemos parece ser una receta eficaz. Así es como se cumple fatalmente el llamado "teorema
de Baglini", no es cierto? : "más cerca del poder, más hacia la derecha", o algo así. Ocurrió hace poco más de diez años con una pretendida nueva forma de hacer política.
El asunto debe pensarse de acuerdo a lo que se pretende construir. Una posta puede ser ganar una elección -imprescindible- pero el objetivo político más improtante es a largo plazo, la transformación de la conciencia colectiva, la promoción de más y mejores cuadros políticos que puedan llevar adelante aquellos proyectos que planteados a un pueblo que los vota, deben ser no sólo declamados sino efectivizados y más arduo aún,sostenidos en una gestión que es atacada por todos los flancos.
Puede haber cierta candidatura con buena imagen, claro, con prestigio y talento reconocidos...pero, ¿quiénes son las personas que conforman los equipos de trabajo? ¿tienen el necesario peso específico como para poder representar desde su lugar el objetivo por el cual fueron puestos allí?
Si esto no es así, y los espacios de poder en la gestión o en una lista, tienen una dirección descendente,desde cierta figura hacia abajo, si hay demasiadas diferencias entre referentes y militantes, se corre el peligro de pendular en momentos complicados, en los principios.
Construir una nueva militancia y un nuevo país tiene mucho que ver con las preguntas que nos surgen cuando, trabajando por una candidatura, pero también por ese objetivo a largo plazo más lento, más trabajoso, de generar otra clase política consecuente con ideas, plástica para lograr los objetivos y no para hacerlos menos "molestos".
Mujeres y hombres que en la política han sido calificad@s de urticantes o difíciles lo han sido la más de las veces por su tozudez, por no venderse, por no ceder sus oídos a los asesores de marketing electoral. Por colgar una bandera de EEUU en la Cámara de Diputados -jamás olvidaremos a Alicia Castro por ese gesto tan digno en la época de la flexibilización laboral, la Banelco o más bien la defraudación de la Alianza - o por defender el derecho al aborto, por no aplicar en una provincia que se gobierna la norma neoliberal de "reducir el gasto ppúblico" que quiere decir, echar trabajador@s o desmantelar escuelas y hospitales...¿recuerdan a De la Rúa con Grondona, hablando de Kirchner como gobernador "rebelde"?.
Ahora por eso, no hay que ceder en nuestras pretensiones de avanzar en la justicia y la pronmoción de derechos para todas y todos. Claro que hay que tener en cuenta la relación de fuerzas para plantear leyes e iniciativas, porque hacen a la posibilidad de concretar lo que nos proponemos. Pero corremos el riesgo, precisamente, de perder de vista el porqué.De ir dejando en el camino hacia una posta central pero no la más
importante, los principios por los cuales se supone que somos buen@s pretendientes.
El modelo de inclusión y justicia que encarna el gobierno nacional no está quieto, ni dado, ni cerrado : lo estamos haciendo colectivamente y a partir de un aprendizaje que tiene en cuenta las mediaciones en conflicto, la tergiversación conceptual adrede, la pasividad de repetidor@s consuetudinarios de TN, que componen padrones electorales, que alegan "no entender nada de política" mientras son funcionales a l@s marketiner@s de la polítiquería instalada y exitosa en base a la falta de espíritu crítico.
Por eso frente a todo esto lo que hace la diferencia, la ruptura, es la coherencia en nuestras convicciones y acciones, estemos o no en período electoral.
No hay motivo para que desde la sociedad civil, y desde los espacios en los cuales se milita con nuevas maneras - que conviven con resabios de las viejas, los aparatos y los personalismos- no exijamos, no nos entrenemos en los argumentos y las discusiones que tenemos que dar día a día. Sobre todo si se trata de aquellos temas que concitan resistencias furibundas por parte de fundamentalistas de la inequidad y el patriarcado.
No hace falta que esperemos un OK "desde arriba". De ninguna manera. Cada una de nosotras, las mujeres que luchamos por otro pacto con los varones, y los varones que pretenden superar el machismo imperante, que participamos en la calle y en la verdulería de los debates políticos, que nos trenzamos con los límites institucionales duros de mover, con esfuerzo, con cansancio, con pasión...no tiene porqué dudar en función de esa lógica tramposa a la hora de manifestarse a favor de la legalización del aborto.
Se trata de coherencia y de principios de justicia e igualdad. Se trata de derechos humanos.
Por primera vez una Presidenta de la Nación menciona la palabra - y nombrar es visibilizar- frente a la Asamblea Legislativa, como causa de muerte materna.
Pienso en ese momento en el que, con la mejilla roja del cachetazo electoral adverso, Néstor Kirchner fue por más: ley de servicios de comunicación audiovisual, asignación universal por hijo, matrimonio igualitario...¿no muestran acaso la potencia transformadora de otra actitud política gracias a la cual cada día se profundizan los cambios a largo plazo en nuestra sociedad? y el porqué de la adhesión creciente a una personalidad distinta e inconveniente en la dirigencia del país?
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Esta va a ser brava, pero hay que darla.
ResponderEliminarDesde ya, olvidémosnos hasta después de las elecciones.
Sinceramente, tengo dudas que Cristina le de vía libre. Tendría que tener mucho respaldo en el Congreso y fuerte apoyo social. Y además, no se bien como maneja sus creencias religiosas
Pero imaginate la embestida medieval lo que va a ser.
Esta gente ha llegado a matar por "salvar la vida".
Particularmente agregaría una premisa para que no le cargue todo el peso de la situación a una cuestión de género. En mi opinión, habría que hacer hincapié, que la vida anterior al nacimiento, y más cuando recién avanza el embarazo es vida, pero no "humana".
Humano se es en relación con el mundo, no antes.
Esa interdependencia es lo que impulsa la intencionalidad, característica esencial de lo humano.
Gran post, Daniela.
Gracias por tu aporte, de eso se trata, de abrir la discusión.
ResponderEliminarLo que planteo es el uso del pretexto del ano electoral para frenar la formación de ese fuerte apoyo social del que hablás, que habilita la legislación que queremos quienes reconocemos el problema y a quiénes afecta.
También la idea que intento sostener es que hay que empujar los límites que tenemos, desde abajo, desde la horizontalidad que podamos construir como militantes, como ciudadan@s. Así podemos eludir el uso espúreo de los cálculos electorales, que sirven para acomodarse al statu quo.
Reivindico el reclamo y el planteo, como parte del proceso de construcción del modelo del que hablamos y por el que trabajamos cada día. Lo que permitirá que mayor cantidad de personas con argumentos y sensibilizadas crezcan en potencia frente a la Iglesia y poderes corporativos conservadores y multiplicadores de inequidad.
Un abrazo
En consonancia con lo que decís en el post creo que las dos batallas más importantes que dió el oficialismo desde lo cultural, la Ley de SCA y el matrimonio igualiario, demostraron que desde la sociedad misma pueden surgir las iniciativas que luego, cuando han ganado suficiente masa crítica, sean adoptadas por el kirchnerismo para ser transformadas en realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bien ahí, acuerdo.
ResponderEliminarMuchachos, creo que no se puede dejar de empujar "desde abajo"o "desde el llano militante"por así decirlo, además cuando se trata de este tema tan importante, que comporta con la demora de su tratamiento tanta injusticia y dolor.
ResponderEliminar¿Quienes mueren? ¿No son acaso las pobres, las que no son escuchadas, las olvidadas, las desesperadas, las más oprimidas además en tanto son mujeres?
Gracias por pasar y decir, un abrazo
Hola, Daniela. Ya me sambullí varias veces en tu blog, pero hoy me interesa hacer un comentario. Me gustó mucho tu post. Estoy de acuerdo en general. Creo que en un proceso de cambio como el que estamos viviendo (y apoyando) siempre surje el nudo que vos planteas. Pero tambien planteas que,como se hizo con la Ley de Medios o el Matrimonio igualitario, debemos empujar con fuerza esto que produce la muerte de tantas mujeres pobres.
ResponderEliminarMe alegra tenerte de compañera (de la Escuela y más...) Te mando un abrazo afectuoso. Ana Maria