Wilckens, para cometer el hecho usó el principio de “Matar al tirano” que sostenían los anarquistas. “Cuando en un país no hay justicia, el pueblo tiene el deber de llevarla a cabo”, sostenían. En el caso de Varela, Wilckens señaló que los obreros debían ejecutarlo porque, si no, volvería a cometer crímenes similares."
Después de su acción, Wilckens fue detenido, llevado a la cárcel y, allí, asesinado por un pariente de Varela que se hizo pasar por guardia penitenciario –con aprobación de las autoridades–, que lo mató mientras dormía en su celda.
Bad Bramstedt está orgullosa de que Wilckens haya nacido allí. Los diarios locales y de la zona publicaron páginas enteras en recuerdo a él. Wilckens pertenecía a una antigua familia –ese apellido está entre los fundadores de la ciudad– que vivía justo en la plaza principal.
(...)En la Argentina siempre se ninguneó el hecho de Wilckens. Se silenció todo. En el célebre debate sobre los crímenes oficiales cometidos contra las peonadas patagónicas, la bancada mayoritaria –los radicales– negó la investigación, abandonando el recinto a la hora de votar. ¿Qué debían hacer los obreros? ¿Callarse la boca y “mirar hacia adelante? No, había llegado el momento de aplicar aquello de “cuando no hay justicia...”. Y la ejecutó Wilckens. Fue solo a enfrentar al todopoderoso militar. Cuando sus compañeros quisieron acompañarlo, él les respondió: “No, para una persona, una sola persona”.

(...)Al sepelio del militar fusilador fueron todos, desde el presidente Alvear y el ex presidente Yrigoyen, con todos sus ex ministros, hasta miembros de la Sociedad Rural, por supuesto.
(...)En el acto en su ciudad natal alemana se propuso que se pusiera una placa en la casa donde nació, relatando quién había sido Kurt Gustav Wilckens. Al militar fusilador nunca nadie se atrevió a hacerle después homenajes, ni siquiera a recordarlo. En su tumba en el panteón militar, hasta hace poco había sólo una placa que decía: “Los británicos en el territorio de Santa Cruz a la memoria del teniente coronel Varela, ejemplo de honor y disciplina en el cumplimiento del deber”. Está todo dicho."
Varela era militar. Fue un instrumento de la respuesta represiva, la única que desde el Estado se daba ante los conflictos sociales desatados por las pavorosas condiciones laborales de gran parte de la población. La Sociedad Rural, el Parlamento conservador, el Ejecutivo ambiguo desataron una feroz represión en los días de las huelgas de los Talleres Vasena, en los conflictos de La Forestal, en la Patagonia. En ese caso, los fusilamientos de huelguistas persistieron en la memoria gracias a la tenacidad investigadora de Bayer y un azar favorable a la hora de exhibir el film, en momentos en los que la censura ya podaba decires.
Cuando hace unas pocas semanas la Ministra de Seguridad decidió el cambio de nombres de las escuelas en las que se forman los policías, se ratificó el cambio de paradigma que modifica el concepto y el rol de la fuerza en la sociedad democrática que estamos construyendo. Por esto,las instituciones formadoras de l@s agentes no pueden llevar los nombres de quienes no simbolicen el respeto por los derechos humanos.

Fentanes fue docente y académico, reconocido teórico y autor del tratado de ciencia de la policía, creador de la Biblioteca Policial y de la Revista de Policía y Criminalística de Buenos Aires. Su labor sentó las bases para la creación de la Policía Federal en el año 1943.
La “Escuela de Cadetes”, que llevaba el nombre de “Ramón L. Falcón” lleva ahora el nombre de "Comisario General Juan Ángel Pirker”.

El Coronel Ramón L. Falcón había sido nombrado jefe de la Policía Federal en 1906 y un año más tarde fue el encargado de ordenar el desalojo de las familias obreras, que se negaban a acatar el aumento unilateral de precios aplicado por su arrendadores:la "Huelga de Inquilinos". Obreros, mujeres y niños en estado lamentable en su mayoría, tomaron las calles con escobas bajo el lema de “barrer la injusticia” y fueron reprimidos con fuertes chorros de agua helada arrojadas por Bomberos.
El 1 de mayo de 1909 reprimió una protesta de anarquistas y el saldo fue de 11 muertos y más de un centenar de heridos. El 14 de noviembre de ese mismo año un joven anarquista ucraniano-argentino de 18 años, Simón Radowitzky, tiró una bomba contra el carruaje de Falcón, quien murió horas después por las heridas sufridas.
El anarquista, menor de edad,fue condenado a prisión perpetua en la Penitenciaría Nacional pero posteriormente fue enviado a Ushuaia. En 1918 participó en una fuga pero fue recapturado y confinado a una celda de aislamiento por dos años con media ración de alimento. Se le denegaron derechos concedidos a los demás presos e inclusive fue violado por el subdirector del penal, Gregorio Palacios y tres guardiacárceles, lo que motivó la publicación de un panfleto en Buenos Aires y la publicación en "La Protesta" de un artículo sobre las condiciones que se vivian en el penal. El gobierno de Yrigoyen ordenó abrir sumario sobre las condiciones en Ushuaia y los tres guardiacárceles fueron relevados de sus funciones.

Finalmente Radowistzky fue indultado en 1930.La presión en la opinión pública, encendidas defensas invocando que el delito había sido motivado por causas políticas en el diario Crítica y, sobre todo, la importancia simbólica del presidiario, provocó su destierro. Residió a duras penas en Uruguay, fue expulsado, combatió en el bando republicano en la Guerra Civil Española y murió en Méjico en 1956.
Pirker fue un destacado jefe policial de la democracia entre 1986 hasta su fallecimiento en 1989 y un firme batallador de la integración de la institución con la sociedad, con el respeto a los Derechos Humanos como estandarte de su gestión. “Supo elevar las capacidades del cuerpo policial para esclarecer delitos y avanzar en la construcción de una sociedad más segura promoviendo la honradez, experiencia, capacidad y respeto por la justicia y el derecho como los valores a partir de los cuales erigir la labor policial”, señala el texto de la resolución firmada por Garré.
La “Escuela de Suboficiales y Agentes que se llamaba “Comisario General Alberto Villar” pasó a denominarse “Don Enrique O’Gorman”.
El comisario Villar fue jefe de la policía durante el último Gobierno de Juan Domingo Perón en el año 1947, luego se destacó por investigar el asesinato del teniente general Aramburu, el del presidente de la FIAT Oberdan Sallustro, asesoró en represión política al dictador boliviano y luego presidente democrático Hugo Banzer. Se destacó como director de la Escuela de suboficiales y agentes desde 1967 a 1970.Un "duro" de la fuerza y promotor de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) había irrumpido en la sede central del Partido Justicialista para llevarse los ataúdes con los restos de tres guerrilleros asesinados en Trelew, que enterró clandestinamente. En el sepelio de Rodolfo Ortega Peña, asesinado por la Triple A, Villar estuvo a punto de provocar una masacre; luego quiso llevarse el ataúd por la fuerza (lo que impidieron varios diputados que lo rodearon con sus cuerpos), y finalmente se metió en La Chacarita con motos, deteniendo a 300 manifestantes.
El 1 de noviembre de 1974 un explosivo colocado por Montoneros le provocó la muerte en la embarcación en la que estaba dispuesto a dar un paseo en el Tigre junto con su esposa.
En el caso de Villar, una placa que lo recordaba había sido retirada en 2008 a pedido de Jorge Deisernia, el padre de dos hijos que asisten a la escuela "Inspector Alfredo Zunda" creada para l@s hij@s de policías fallecid@s y luego admitió chic@s de familias de policías.La escuela que conservó por muchos años la placa de bronce con la leyenda "Murió en defensa de la ley", por Villar, se ubica en la calle Remedios de Escalada de San Martín 2986, entre Argerich y Nazca, barrio de La Paternal. Allí es que cursan la primaria dos hijos de Deisernia, quien solicitó y consiguió el retiro de la placa.
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires había aprobado anteriormente,un proyecto de Declaración en la que sostienía que: "vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional modifique el nombre de la Escuela de Suboficiales y Agentes de la Policía Federal 'Comisario General D. Alberto Villar', sita en Punta Arenas Nº 1201, en razón de que los antecedentes del Comisario Alberto Villar no representan el ideal nacional de una policía democrática, eficiente y protectora de los derechos y garantías de todos los habitantes".
Enrique O'Gorman, por otra parte, fue hermano de la célebre Camila O’Gorman cuya vida y tragedia fue consagrada en varios libros y en la película homónima de María Luisa Bemberg.Jefe de la PFA entre 1867 y 1874, contribuyó a la reorganización de la fuerza y dispuso de la remisión inmediata de la aplicación de barras y cepos a los detenidos en comisarías por considerarlos instrumentos de tortura.